domingo, 27 de noviembre de 2011

La muerte de los secuestrados: Una vergüenza para Colombia

Dos de la madrugada del domingo 27 de noviembre. No he podido dormir pensando en la vergüenza que representa para Colombia la cobarde muerte de los secuestrados a manos de las Farc.
El exceso de triunfalismo de las tropas y del gobierno nacional, motivado por los certeros golpes infringidos a la guerrilla, los llevó a cometer la torpeza de creer que una acción de bombardeo contra un campamento, adelantada a más de diez mil pies de altura, podía ser igual a una incursión terrestre a la zona de los secuestrados.
Señores generales, señor presidente, no se requiere contar con un adecuado conocimiento de táctica militar para pensar que pese a la gran preparación de tropas de asalto para atender misiones de esa naturaleza, los secuestados siempre llevan las de perder.
Ahí está el triste resultado, el lamentable resultado, tres oficiales del ejército y uno de la policía pagaron con sus vidas la imprudencia de quienes se dejaron llevar por sus impulsos triunfalistas, desatendiendo el más mínimo grado de cordura, de prudencia al que se debía acudir frente a una acción de esa envergadura.
Una y mil veces, desde los secuestrados hasta la mayoría de sus familiares se opusieron al rescate armado, precisamente por su grado de peligrosidad, pero los oidos, tanto de los generales como del alto gobierno y especialmente del casi juvenil ministro de la defensa, se cerraron para en cambio autorizar lo que no debió ser.
Cómo le responden ahora a Colombia? Diciendo que se trató de un atroz crimen? No señores, esa no puede ser la respuesta. Ante el país tiene que haber un responsable y no quedarse en sólo señalamiento a un grupo armado, pues de hecho, también lo tiene.
Acabaron con la ilusión de un niño que como Johan Steven, sus primeros pasos los dió reclamando la libertad de su padre, el sargento Libio José Martínez. CÓMO LE VAN A RESPONDER A ESA CRIATURA QUE SOÑABA CON TERMINAR DE FORMARSE EN LA JUVENTUD AL LADO DE SU PADRE?
Él le guardará rencor a los asesinos de su padre, pero tambien llegará a reprochar tan desbocada acción de las fuerzas militares.
Era esa la noticia que pronto esperaba darle el presidente Santos a Colombia y que con tanto júbilo en su rostro quería mantener en secreto?

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