La encrucijada moral de algunas peresonas
Desde cuando en el mundo se acabó el avasallaje mental impuesto por los primeros dominadores de terrritorios, jefes de tribus, reyes, reinas, el hombre es libre de escoger sus amistades y de brindarle reconocimiento a uno u otro personaje sin que medie mucho el aspecto moral.
Consideramos que si el hombre de hoy se acogiera plenamente a los preceptos de la moral en algunas de sus acepciones, como por ejemplo, el bien en general de las acciones humanas, se esquivaría de rodear a aquellos que le causan o causaron daño a una nación, a aquellos que comercian con el dolor ajeno, a los que se apropian de las riquezas de un país, a los narcotrficantes, a los contrabandistas en cualquiera de sus modaidades, armas, productos domésticos, etc. Todos ellos están por fuera de lo moral.
La libertad con que cuenta el hombre para brindar su afecto, somete a un contrasentido lo que le representa la moral, lo que ello significa para él, porque mientras hace señalamientos contra alguien, se le observa siendo obsecuente con el traficante de armas, con el exfuncionario que se apropíó de los recursos del estado, con aquel que ha hecho del narcotráfico su medio de susbsistencia, del que estafa al estado evadiendo el pago de derechos de aduana, o de aquel gobernante que propició la comisión de crimenes de lesa humanidad y que por todos los medios persiguió la alteración de la justicia para manejar el poder.
Al parecer, quienes rodean a ese tipo de personas soslayan cualquier transgrecion a la justicia que ellos hayan hecho o hagan, sin atreverse a pensr, inclusive, que son delincuentes
Es la dob le moral de que tanto ahora se habla y la que ha llevado a un buen número de personas a mirar a los demás con el rasero de la conveniencia. .
Desde cuando en el mundo se acabó el avasallaje mental impuesto por los primeros dominadores de terrritorios, jefes de tribus, reyes, reinas, el hombre es libre de escoger sus amistades y de brindarle reconocimiento a uno u otro personaje sin que medie mucho el aspecto moral.
Consideramos que si el hombre de hoy se acogiera plenamente a los preceptos de la moral en algunas de sus acepciones, como por ejemplo, el bien en general de las acciones humanas, se esquivaría de rodear a aquellos que le causan o causaron daño a una nación, a aquellos que comercian con el dolor ajeno, a los que se apropian de las riquezas de un país, a los narcotrficantes, a los contrabandistas en cualquiera de sus modaidades, armas, productos domésticos, etc. Todos ellos están por fuera de lo moral.
La libertad con que cuenta el hombre para brindar su afecto, somete a un contrasentido lo que le representa la moral, lo que ello significa para él, porque mientras hace señalamientos contra alguien, se le observa siendo obsecuente con el traficante de armas, con el exfuncionario que se apropíó de los recursos del estado, con aquel que ha hecho del narcotráfico su medio de susbsistencia, del que estafa al estado evadiendo el pago de derechos de aduana, o de aquel gobernante que propició la comisión de crimenes de lesa humanidad y que por todos los medios persiguió la alteración de la justicia para manejar el poder.
Al parecer, quienes rodean a ese tipo de personas soslayan cualquier transgrecion a la justicia que ellos hayan hecho o hagan, sin atreverse a pensr, inclusive, que son delincuentes
Es la dob le moral de que tanto ahora se habla y la que ha llevado a un buen número de personas a mirar a los demás con el rasero de la conveniencia. .